La Congregación del Buen Pastor junto con la
familia eudista, se alegra y Celebra con gran corazón la Fiesta Litúrgica del
Corazón de María establecida el día 8 de febrero por San Juan Eudes en el siglo
XVII.
El Corazón es el símbolo del amor. Imaginémonos por
un instante el amor inmenso que María tuvo y tiene a Jesús: un amor in
crescendo.
El mandamiento que Jesús nos dejó en la última
Cena, (Juan 14,34) es que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado. ¿Quién
mejor que su Madre acogió estas palabras? Amó a todos en el propio contexto
donde los encontraba, a los y las discípulas, a las familias, niños, ancianos,
enfermos, a los excluidos de la sociedad, a los pobres sus predilectos y a los
ricos tan necesitados de acoger amor. Amó en momentos de extremo dolor, a los
que crucificaron a su Hijo. ¡Qué fortaleza
ante el misterio de la Redención!
Imaginémonos a María, generosa y atenta en
situaciones de cansancio, de alegría, de trabajo, de interrogantes, mientras
vivía su proceso de fe. No siempre comprendía todo lo que hacía o decía Jesús.
Pocas veces habló María en el Evangelio pero en
esas pocas veces nos habló desde la abundancia de su corazón. El Evangelio nos
habla de su entrega, de su alegría, de su anuncio de un nuevo orden de justicia
que adviene con su Hijo, de cómo proclama la grandeza del Señor y de su invitación
a hacer lo que Él nos diga.
Señor, concédenos tener entre nosotros, con Jesús y
María, un solo corazón, de modo que vayamos adquiriendo los sentimientos y
actitudes propias del amor que brotaba y brota de sus amables Corazones.
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