sábado, 10 de mayo de 2014

CRISTO EL BUEN PASTOR



El Pastor  Resucitado nos alimenta con su cuerpo para que tengamos mucha vida, plena de dones del Espíritu... dones que me fortifican y me hacen salir de mí. Es el momento de la entrega a Él en la intimidad del amor; es la respuesta al llamado en su voz de Pastor cuando pronuncia  mi nombre. Soy con muchas personas  invitada al banquete y es en el gozo de esta cena donde el Pastor nos descubre que hay muchos y muchas afuera que no han escuchado su voz.

Alimentados con la verdadera comida y verdadera bebida, y fortalecidos con la Palabra, salimos con gozo a buscar a los que se han hecho sordos a su invitación.
¿Cómo gritar el anuncio del inmenso amor de Dios con más fuerza?




¿Cómo  decirle al mundo que su ternura no tiene límites y que su Corazón bombea por cada persona su entrega incondicional y misericordiosa?



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