A algunas personas les parece aburrido, y es que no se han conectado con su ser espiritual, que es de tal riqueza que deja enganchado. Ser santo, santa es comulgar íntimamente con el OTRO, ser un yo que se abisma en el TU. Juan Eudes desde niño estuvo abierto a su vida espiritual la que, en un proceso hasta sus últimos días, fue madurando. Por iniciativa propia se consagró a María siendo adolescente, y como símbolo le colocó un anillo en un dedo de la imagen. Su proyecto de vida lo realizó en el sacerdocio con el fin de entregarse enteramente a Jesucristo y a los y las necesitados de consuelo, comprensión y apoyo. Fue un gran misionero, un místico popular. Fue un orador de fuego, que conmovía a las masas, y a los miembros de la corte del siglo XVII les removía sus conciencia al denunciar sus injusticias. Quería que todo el mundo ardiera en el fuego del amor de Dios y porque él mismo profundizaba este amor en la vida de Jesús desde la Encarnación hasta su pasión, muerte y resurrección. En el costado abierto del Señor bebió los sentimientos y abismo de amor de su Corazón, en su entrega a la humanidad. El Corazón de Cristo fue su símbolo carismático, su referente en toda situación y en el Corazón de su Madre tuvo la experiencia de la íntimamente unión con su Hijo. Escribió mucho para formar a las personas, creó dos congregaciones una masculina y otra femenina, y otros tantos Institutos y Asociaciones, las que fueron y son testimonio latentes de vida cristiana en entrega a los demás. Juan Eudes quería que las gentes se entusiasmaran con la Palabra de Jesús, con sus acciones a favor de los desposeídos, que Jesús reinara con sus enseñanzas, que entusiasmara. Y ¿cómo? Con sacerdotes bien formados, enamorados de Dios, fieles seguidores del Espíritu; ellos serían los testigos, transmisores de su Palabra.
Así surgió la Congregación de Jesús y María.
Así surgió la Congregación de Jesús y María.
( ...continuará)
JUAN EUDES, NACISTE Y VIVISTE PARA ENCENDER EL FUEGO DE AMOR QUE Jesucristo TRAJO A LA TIERRA.
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