Responsabilidad
personal y colectiva.
La Constitución de Chile de 1890 fue reformada
en 1989 y en 20O5 y muchos piensan que esas reformas no fueron
suficientes. Chile ha sido convocado por
las autoridades de gobierno a reflexionar sobre un cambio constitucional y es
primera vez que los chilenos han sido directamente convocados a definir la ley
de la nación. La Constitución Gaudium et Spes, ( Nº31) del Concilio Vaticano II
declara que “Es de alabar la conducta de las naciones en las que la mayor parte
posible de los ciudadanos participa con verdadera libertad en la vida pública”.
“Una verdadera fe que nunca es cómoda e individualista, siempre implica el
deseo de cambiar al mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de
nuestro paso por la tierra” Evangelii Gaudium, 183.
Como
ciudadanos católicos, tenemos un compromiso de buscar y promover el bien en la sociedad; nuestras opiniones son importantes,
valiosas; ellas pueden contribuir a formar un Chile con sólidos principios y
valores, con mayor integración y respeto. La Iglesia nos invita a ser
cristianos activos, creadores de la sociedad que queremos vivir. Quedarnos al
margen es una omisión que repercute en una Iglesia con menos voces, que no
actúa como cuerpo. El poder manifestarse en pro del bien común es un derecho y
un deber.
No dilapidemos
nuestro capital solidario.
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