viernes, 16 de septiembre de 2016

LA GLOBALIZACIÓN DE LA INDIFEERENCIA

ALGUNAS  FORMAS DE 
INDIFERENCIA 

3. Es cierto que la actitud del indiferente, de quien cierra el corazón para no tomar en consideración a los otros, de quien cierra los ojos para no ver aquello que lo circunda o se evade para no ser tocado por los problemas de los demás, caracteriza una tipología humana bastante difundida y presente en cada época de la historia. Pero en nuestros días, esta tipología ha superado decididamente el ámbito individual para asumir una dimensión global y producir el fenómeno de la «globalización de la indiferencia».
La primera forma de indiferencia en la sociedad humana es la indiferencia ante Dios, de la cual brota también la indiferencia ante el prójimo y ante lo creado. Esto es uno de los graves efectos de un falso humanismo y del materialismo práctico, combinados con un pensamiento relativista y nihilista. El hombre piensa ser el autor de sí mismo, de la propia vida y de la sociedad; se siente autosuficiente; busca no sólo reemplazar a Dios, sino prescindir completamente de él. Por consiguiente, cree que no debe nada a nadie, excepto a sí mismo, y pretende tener sólo derechos. Contra esta autocomprensión errónea de la persona, Benedicto XVI recordaba que ni el hombre ni su desarrollo son capaces de darse su significado último por sí mismo; y, precedentemente, Pablo VI había afirmado que «no hay,
pues, más que un humanismo verdadero que se abre a lo Absoluto, en el reconocimiento de una vocación, que da la idea verdadera de la vida humana».
Seguramente este texto del Papa Francisco  en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz en enero de 2016,  no te deja indiferente.

Leemos los diarios, vemos las noticias, conversamos con la gente sobre los dramáticos momentos de horror que está viviendo la humanidad, guerrillas, torturas, pobreza, gente que huye y no encuentra asilo digno, trata de personas particularmente niños, niñas, adolescentes y mujeres jóvenes. ¿Que hago con todo este bagaje que penetra mi  disco duro? Lo paso al corazón, a mis entrañas como si se tratara de mis hijos dolientes con hambre, frío, miedos, pániico...

     DEJO LA INDIFERENCIA.

Oro al Señor, ruego por ellos y los abrazo con ternura. Lloro, busco cómoo ayudar según mis condiciones y capacidades.
Dios Pastor te busca para que levantes con amor a los que se están marchitrando por falta de coompasión efectiva.

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