domingo, 19 de octubre de 2014


LA POSTULANTE DEL CORAZÓN DE DIOS


Hoy  20 de octubre de 2014, hace doscientos años, ROSA VIRGINIA PELLETIER, ingresaba al Monasterio de Nuestra Señora de la Caridad en Tours, Francia. Tenía 18 años y se la llamó: la postulante del Divino Corazón, porque el 20 de octubre toda la familia eudista celebraba la Solemnidad del Divino Corazón de Jesús, instituida por San Juan Eudes en 1671.

La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, desde que se meditaba en el costado abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y en ese símbolo del amor infinito de Dios, podemos acceder a la intimidad con Él. Allí bebió Rosa Virginia -María Eufrasia en religión- las aguas del manantial misericordioso que le ofrecía Dios. Más adelante, ella  asocia a este símbolo la imagen del Buen Pastor. El divino Pastor va en busca de la ovejita perdida, la abraza con ternura y le habla al oído palabras de afectuoso regocijo, porque estuvo perdida y la ha rescatado. En estos dos iconos se inscriben las actitudes contemplativa y misionera de los que gustan ser consolados y consolar.
Como discípulas/os  de san Juan Eudes somos invitados/as a reconocer la misericordia infinita del Corazón de Jesús en todas las partes del universo, no sólo en el cielo sino también sobre la tierra, y en todos los ámbitos del quehacer humano.  
En el universo eudista la misericordia lo invade todo.

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