LA POSTULANTE DEL CORAZÓN DE DIOS

La
devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la
Iglesia, desde que se meditaba en el costado abierto de Jesús, de donde salió
sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y en ese símbolo del amor
infinito de Dios, podemos acceder a la intimidad con Él. Allí bebió Rosa
Virginia -María Eufrasia en religión- las aguas del manantial misericordioso
que le ofrecía Dios. Más adelante, ella asocia a este símbolo la imagen del Buen
Pastor. El divino Pastor va en busca de la ovejita perdida, la abraza con
ternura y le habla al oído palabras de afectuoso regocijo, porque estuvo perdida
y la ha rescatado. En estos dos iconos se inscriben las actitudes contemplativa
y misionera de los que gustan ser consolados y consolar.

En el universo eudista la misericordia lo invade todo.
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