LA POSTULANTE DEL CORAZÓN DE DIOS
Hoy 20 de octubre de 2014, hace doscientos años, ROSA VIRGINIA PELLETIER, ingresaba al Monasterio de Nuestra Señora de la Caridad en Tours, Francia. Tenía 18 años y se la llamó: la postulante del Divino Corazón, porque el 20 de octubre toda la familia eudista celebraba la Solemnidad del Divino Corazón de Jesús, instituida por San Juan Eudes en 1671.
La
devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la
Iglesia, desde que se meditaba en el costado abierto de Jesús, de donde salió
sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y en ese símbolo del amor
infinito de Dios, podemos acceder a la intimidad con Él. Allí bebió Rosa
Virginia -María Eufrasia en religión- las aguas del manantial misericordioso
que le ofrecía Dios. Más adelante, ella asocia a este símbolo la imagen del Buen
Pastor. El divino Pastor va en busca de la ovejita perdida, la abraza con
ternura y le habla al oído palabras de afectuoso regocijo, porque estuvo perdida
y la ha rescatado. En estos dos iconos se inscriben las actitudes contemplativa
y misionera de los que gustan ser consolados y consolar.
Como
discípulas/os de san Juan Eudes somos invitados/as a reconocer la misericordia infinita del Corazón de Jesús en todas las
partes del universo, no sólo en el cielo sino también sobre la tierra, y en
todos los ámbitos del quehacer humano. En el universo eudista la misericordia lo invade todo.
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