donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado
“Nuestro dolor y nuestra
vergüenza por los pecados de algunos
miembros de la Iglesia, y por los propios, no deben hacer olvidar cuántos cristianos dan la vida por amor:
ayudan a tanta gente a curarse o a morir en paz en precarios hospitales, o
acompañan personas esclavizadas por diversas adicciones en los lugares más
pobres de la tierra, o se desgastan en la educación de niños y jóvenes, o
cuidan ancianos abandonados por todos, o tratan de comunicar valores en ambientes hostiles, o se
entregan de muchas otras maneras que muestran ese inmenso amor a la humanidad que nos ha inspirado el Dios hecho hombre”
(n. 76). Evagelli Gaudium, Papa Francisco.
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