2015, UNA AÑO MÁS, UN LLAMADO DIVINO.
Todos y todas, estamos llamados por Cristo a la santidad, una
santidad de discípulos misioneros que sean su voz en medio del mundo, que lo anuncien
y hagan presente con el testimonio de su vida y palabra.
Estoy seguro de una cosa, decía san
Pablo a los cristianos de Filipos:
«Quien inició en ustedes la buena obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús» (Flp 1,6). La grandeza de nuestra vocación y de la misión que Dios nos ha encomendado no proviene de méritos propios, sino de Aquel que se hizo hombre para salvarnos.
«Quien inició en ustedes la buena obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús» (Flp 1,6). La grandeza de nuestra vocación y de la misión que Dios nos ha encomendado no proviene de méritos propios, sino de Aquel que se hizo hombre para salvarnos.
¡Cuánto confía Dios en las personas!, ya que nos llama a ser en el mundo, su voz, también sus manos, su corazón y su
mirada de amor.
Mucha gente vive hoy de espaldas a Dios, pero confiemos porque nuestra fe vence a al mundo; el reino es como una semilla pequeñita, invisible que se convierte en un gran árbol, sin que lo percibamos. ¡Confiemos!, el reino, Cristo mismo, está presente en el mundo de un modo misterioso. “No tengan miedo” nos dice. ¡SIEMBREN Y TENGAN OJOS PARA VER CRECER!
ÁNIMO EN ESTE AÑO 2015 LES DESEA EL EQUIPO DEL CEBP.
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