“Madre de misericordia, mira con bondad a todos los miserables,
a los sin defensa,
a los angustiados de
corazón” (SJE. Lect.57)
San Juan Eudes nos dice
que, tenemos una misma vocación que la madre de Dios, Ella nos anima con su
misericordia y fortalece nuestra historia en esperanza.
María discípula y
misionera del Hijo.
“Quien ve a María ve a
Jesús, María no es nada sin Jesús” (SJE. Lect. 51). No es que María fuera nada,
sino estaba tan configurada con su Hijo que sólo a través de Jesús podremos
interiorizarnos de lo que llegó a ser su Madre, en su plenitud humano-
espiritual. Se compenetró de tal forma con Él que llegó a ser su imagen de ternura
y reconciliación, oración y misión. Ella nos enseña a hacer lo que Él nos diga.
Recordamos que la Orden
de Nuestra Señora de la Caridad fue creada por San Juan Eudes, para salvar
almas dándoles a gustar el amor de compasión y ternura del Corazón de Dios y
del Corazón de María.
Somos hijas del Corazón
de María, y como ella estamos llamadas a guardar en nuestro corazón la Palabra
de Dios y a dejar que dé fruto en nosotras, frutos de misericordia y compasión.
San Juan Eudes nos dice:
-
El
Corazón de María, es evangelio vivo, biblioteca de Dios. “Evangelio vivo y eterno escrito por el Espíritu Santo.”
(S. J. Eudes OC VII, 365)
“Te
saludo Libro vivo, evangelio eterno, en el cual el Espíritu Santo escribió para
siempre con letras de oro, la vida, doctrina y máximas de Nuestro Señor
Jesucristo”.
( OC
VIII,457)
-
El
Corazón de Dios, es libro de Vida:
“Jesús eres el verdadero libro de la Vida y
del Amor”, (OC I, 82),
-
El
“Corazón de Dios es el original del libro de la vida”. (OC VII, 321)
-
Nuestro corazón debe ser un evangelio vivo:
“Revisen
su propio corazón y miren lo que está escrito en él. Dense cuenta a qué
biblioteca pertenece”. (OC VI, 315)
Reflexionemos estos
textos:
¿Qué mensaje recibo de
San Eudes hoy día preparándome a su Fiesta?
Oremos
Madre de misericordia,
mira tantas miserias,
a tantos pobres, a
tantos cautivos,
a tantos prisioneros, a
tantos hombres y mujeres
perseguidos por la
malicia humana,
a tantos indefensos, a
tantos espíritus afligidos,
a tantos corazones
angustiados…
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