EL CRISTO CÓSMICO
Después
de más de dos mil años de estos acontecimientos,
la Iglesia los vive como si
hubieran sucedido hoy.
1. El Triduo Pascual nos hará revivir el
acontecimiento central de nuestra salvación. Serán días de oración y meditación
más intensas, en los que reflexionaremos, ayudados por los sugerentes ritos de
la Semana Santa, en la Última Cena, en la
Pasión, en la Muerte, y en la Resurrección de Cristo.
En
el Misterio pascual está el sentido y el culmen de la historia humana. «Por
ello la Pascua no es simplemente una fiesta entre otras: es la "Fiesta de
las fiestas", "Solemnidad de las solemnidades", como la
Eucaristía es el Sacramento de los sacramentos (el gran sacramento). El
Misterio de la Resurrección, en el cual Cristo ha aplastado la muerte, penetra
en nuestro tiempo, en la humanidad y en el cosmos con su poderosa energía hasta
que todo sea transformado y plenificado en Él.
2. El Jueves Santo, contemplaremos a
Cristo, que en el Cenáculo, en la vigilia de su pasión, hizo a la Iglesia el
don de sí mismo, instituyó el sacerdocio ministerial y dejó a sus discípulos un
mandamiento nuevo, el mandamiento del amor. En el sacramento de la Eucaristía ha
querido quedarse con nosotros, haciéndose nuestro alimento de salvación. (Mateo
26, 38).
3.
El Viernes Santo reviviremos los
trágicos pasos de la pasión del Redentor hasta la crucifixión en el Gólgota. Al
pasar conscientemente por aquel dolor inmenso, el Hijo unigénito del Padre se
convirtió en anuncio definitivo de salvación para la humanidad. ¡Ciertamente la
cruz es un camino difícil! Y, sin embargo, sólo en ella se nos entrega el
Misterio de la muerte que da la vida. En este día concentraremos la mirada de
manera más intensa en el rostro de Cristo. Rostro de sufrimiento y agonía, que
nos permite comprender mejor el carácter dramático de los acontecimientos y de
las situaciones que también en estos días afligen a la humanidad. En el
Getsemaní nos sentiremos en singular sintonía con quienes yacen bajo el peso de
la angustia y de la soledad, y recordaremos a cuantos son perseguidos por su fe
y a causa de la justicia.
4.
El clima de recogimiento y silencio del Sábado
Santo nos ofrecerá la ocasión de esperar, rezando con María, el
acontecimiento glorioso de la Resurrección, comenzando a experimentar ya la
íntima alegría de la Pascua, el paso de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad en el Señor que hace nuevas todas las cosas.
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