miércoles, 19 de octubre de 2011

CORAZÓN DE DIOS / BUEN PASTOR

¿Quién es Dios para mí? ¿Cómo le llamo? ¿Cómo El me llama a mí? Nos esforzamos para encontrar las palabras o imágenes que mejor respondan a estas preguntas, sabiendo que nada puede reflejar “la anchura y la profundidad” de Dios y el deseo de Dios de estar en relación con nosotras/os.
Juan Eudes y María Eufrasia son compañeros significativos en el camino de nuestra apertura y respuesta a la llamada de Dios. Los dos vivieron una espiritualidad del corazón, afectiva, práctica y entusiasta. Los dos nos animan a recurrir a Dios a través del símbolo del Corazón.
Juan Eudes nos invita a descubrir el Corazón de Dios. Habla de Dios como “el Padre de misericordias y el Dios de todo consuelo” (2 Cor. 1,3). Dios comparte todo nuestro sufrimiento, sufre con nosotros y siente la profundidad de nuestro dolor. Dios tiene le deseo infinito de liberarnos y de compartir con nosotras/os Su alegría eterna.1




Siguiendo las palabras de San Juan Eudes, “nuestras vidas deben ser la continuación de la vida de Cristo”, santa María Eufrasia, busca amar como Cristo que “amó con un corazón humano” (Gaudium et Spes 22), tomando en cuenta todo lo que es humano y siendo profundamente sensible a las angustias de la humanidad. En la Biblia y los escritos de san Juan Eudes, santa María Eufrasia descubre el Corazón de Dios encarnado y personificado en la imagen de Jesús Buen Pastor (Jn. 10). Frecuentemente se centra en esta imagen, que
expresa para ella de manera potente la ternura y el amor eterno del Corazón de Dios: “Jesús, Buen Pastor, es el verdadero modelo que debemos reproducir con nuestra conducta […] Nosotras hemos de vivir la vida misma de nuestro adorable Maestro y formarnos según su espíritu.”2
1Oeuvres Completes de SJE, Tome VII, pág. 500
Nuestra relación con Dios se desarrolla y profundiza al crecer en nuestro conocimiento de Dios y de nuestro mundo. Encontramos un ejemplo de esto en la nueva comprensión del universo que revela la interconexión de todo lo creado. Todo gira en torno al Cristo Cósmico, revelado en la epístola de san Pablo, como el Primogénito de toda criatura; porque por El fueron creadas todas las cosas […] y todas las cosas se mantienen en El (Col. 1, 15-20). El Cristo Cósmico está en el centro de toda realidad, es fuego y energía, es la gratuidad absoluta de la bondad divina que se extiende a toda la Creación. Juan Eudes habla ya de influencia cósmica del Corazón de Cristo, “nadie puede escapar del amor de Cristo. Sí, el Corazón de fuego se extiende por todo el universo”3
Preguntas para la reflexión y el compartir

¿Cómo se ha desarrollado tu imagen de Dios a través de tu familia, la comunidad y experiencias de vida?
¿Qué imágenes de Dios hablan mejor a la cultura de hoy?
¿Cómo expresas las actitudes del Corazón de Dios/Buen Pastor en tu vida?

ORACIÓN
Oh Dios, fuente de toda misericordia, tu bondad no tiene medida. Tú revelas el amor extraordinario de tu Corazón a través de la Encarnación de Cristo, tu Hijo amado, el Buen Pastor. Tú eres Quién nos consuela y nos fortalece. Haz que nuestros corazones estén unidos en Ti, para que podamos compartir el poder de tu compasión y de tu amor con todo el universo.
Lecturas sugeridas:
Leccionario propio de la Congregación de Jesús y María 1989; Cap. 43 y 48
Santa María Eufrasia, Conferencia 6
Pierre Teilhard de Chardin, “Himno del Universo”
Hna. Noreen O´Sea
Centro de Espiritualidad Congregacional
Angers, Francia
2SME, conferencia 6
3SJE, Oevres Completes, Tome XI, pág. 469

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