martes, 23 de abril de 2013

MARÍA EUFRASIA III Parte


LOS OJOS FIJOS EN EL DIOS DE LA VIDA



  
La disponibilidad de nuestra MARÍA EUFRASIA PELLETIER, fundada en su confianza en Dios, no fue una actitud pasiva, en espera de cualquier sugerencia o mandato exterior. Lejos de eso, la vemos siempre sin vacilación y con alegría pronunciando el “heme aquí para hacer tu voluntad”, animada por el positivo interés de asumir y vivir
en plenitud el “hoy de Dios”, en la historia de hoy.  Sólo una gran alegría, sólo el anuncio de un gozo, de una felicidad, es capaz de suscitar fe.

 Una buena nueva, la que nos toca en lo más íntimo de nuestro anhelo vital, es capaz de suscitar adhesión, entrega, respuesta, confianza, amor. Es capaz de ponernos en camino, de llenarnos de energía y entusiasmo y también de fortaleza ante las adversidades del camino.

Para la Santa Madre, la fe fue su compañera de vida que le permitió distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros/as y a través de nosotros/as.  La fe en Dios y en las personas la consagró en su lucha por el restablecimiento de la mujer (niña, adulta, anciana) herida en su ser femenino. Su ejemplo de mujer creyente nos invita a tomar conciencia que “lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los y las que, iluminados/as en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón, la mente de muchos al deseo de Dios” (cf. Portas Fidei N°15) y la instauración de su Reinado.


Oremos:
Santa María Eufrasia,
Mujer de grandes horizontes, y
patrona de las mujeres desvalidas,
intercede ante Jesús Buen Pastor,
para  una  verdadera toma de conciencia
de la dignidad de las personas,
particularmente de cada mujer, en el mundo
y el actuar en consecuencia,
Con fe en sus capacidades y sus espacios,
particularmente en los de la familia y del trabajo.
AMEN.

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