“Les
doy un mandamiento nuevo: Ámense los unos a los otros. Como yo los he amado,
así también ámense los unos a los otros.
Por
el amor que se tengan los unos a los otros, reconocerán todos que son
discípulos míos”. Jn 13, 31 ss.
¿Qué
es lo nuevo en este mandamiento?
El amor que Jesús nos ha tenido. Él nos
dice claramente que amemos a la manera de su amor; ese amor por cada uno
y una, sin distinción, por todos y todas, por la humanidad.
Lo fundamental en el cristianismo es que, el
amor que nos tengamos se base en el amor
de Él, ese amor sin límites, entrañable,
misericordioso que Él nos tuvo desde la Encarnación, viviendo como uno de
nosotros en una familia, enseñando y formando a sus discípulos, sanando,
compartiendo con sus amigos, gozando con las cosas simples de la vida y con las
fiestas a las que lo invitaban, perdonando y padeciendo hasta dar la vida en la
Cruz. Y se quedó en la Eucaristía.
Preguntaba
hace pocos días a unos catequistas sobre lo que enseñaban para el Sacramento de
la Comunión. Los 10 mandamientos,- me dijeron. Claro, les dije, los del
Antiguos Testamento, ¿y los del Nuevo testamento? ¿Cuáles?- me preguntaron. El Mandamiento nuevo, - les respondí, que es
amarse como Jesús nos ha amado. Los 10 antiguos complétenlos con el broche de
oro que les puso Jesús, por ej. Mt 5:21 ss:
o “Oyeron
que se dijo a nuestro antepasados: No matarás; y cualquiera que matare
será llevado a juicio, pero yo les digo que cualquiera que se enoje con su
hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga estúpido a su hermano, será culpable ante el Consejo; y
el que le diga imbécil, quedará expuesto al fuego que no se apaga. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y
allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y
anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu
ofrenda.
o Oyeron
que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que cualquiera que mira a una
mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
o Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma… Jesús dijo: “Nadie puede llegar al Padre,
sino por mí” “El que me ve a mí, ve al Padre”... “Yo estoy en el Padre y el
Padre está en mí”. Jn 14, 1-14 Conozcamos y amemos a Jesús para así poder
amar al Dios de Jesús con todo nuestro ser, con todas nuestras fuerzas y gran
corazón.
Si
leemos con atención y oramos el Evangelio buscando que es lo que Jesús nos
enseña, veremos que los mandamientos cristianos son medulares, van a lo más
profundo de la existencia. Conducen por sendas de reconciliación, de entrega
generosa, difícil, pero asentada en Cristo.
¿Te
parecen suficientes los mandamientos del
Antiguo testamento?
¿No
te parece que el amor hace vivir los mandamientos con libertad?
¿Qué
puedo decir de la motivación por obligación? ¿Acaso me aleja del amor?
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