¡Ceniza y agua de pies a cabeza!


Al
finalizar la Cuaresma, el Jueves Santo, el agua vertida en los pies de doce
personas por un cura, obispo, o papa, nos hablan de servicio, de arrodillarse
ante los hermanos.
Emprendamos
el viaje, la aventura de la cuarentena pascual, puente colgante, suspendido
entre las orillas de la ceniza y el agua. La ceniza queme nuestras cabezas como
si acabara de surgir del cráter de un
volcán. Para apagar semejante
quemazón pongámonos rápidamente a buscar el agüita a derramar... sobre los pies
de los demás.
Arrepentimiento
y servicio: andariveles obligados sobre los cuales deslizarse en el camino de
pródigos retornando a casa.
Ceniza
y agua, ingredientes primordiales de toda colada de ropa que fuera a ser lavada
en tiempos de nuestras bisabuelas, antes que los artificios humanos crearan
jabones y detergentes "mágicos" . Pero, sobre todo, ingredientes
primordiales de toda conversión plena,- ¡de la cabeza a los pies! -, que
suspira por el gratuito y vivificante don de la Pascua.
.
Adaptación- resumen de pmaxalexander@gmail.com
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