Cultivemos nuestra espiritualidad
Icono de la Trinidad de la Misericordia.
Escultura en terracota hecha por la religiosa dominica Caritas Müller, Suiza.
Si queremos tener paz en este mundo, necesitamos
recuperar las actitudes de misericordia.
Recuperemos la dimensión
espiritual de la vida que está en los orígenes de las religiones. La espiritualidad se presenta como la dimensión de lo humano profundo.
¿Cual es el sentido de las religiones?: alimentar, sustentar e impregnar la vida de espiritualidad. Pero las religiones, al institucionalizarse, entran en el juego del poder, de las jerarquías y pueden asumir formas patológicas. Todo lo sano puede enfermar. Ejemplos hoy día nos sobran. Pero por lo “sano” medimos las religiones, así como a las personas, y no por lo “patológico”.
Las religiones cumplen una función insustituible: el intento de dar un sentido último a la vida y ofrecer un cuadro esperanzador de la historia. (Cf. L.Boff, Koinonía)
El Icono de la Santísima Trinidad en la imagen arriba, recibe en su centro a la humanidad doliente, herida, medio muerta. Alrededor de la humanidad, envolviéndola, como abrazando al ser humano, están tres círculos inclinados uno hacia otro, con las tres personas de la Trinidad: El Padre, El Hijo y El Espíritu.
Padre, Hijo y Espíritu Santo que nos ha sido revelado, ¡queremos vivir tu misericordia!
¿Cual es el sentido de las religiones?: alimentar, sustentar e impregnar la vida de espiritualidad. Pero las religiones, al institucionalizarse, entran en el juego del poder, de las jerarquías y pueden asumir formas patológicas. Todo lo sano puede enfermar. Ejemplos hoy día nos sobran. Pero por lo “sano” medimos las religiones, así como a las personas, y no por lo “patológico”.
Las religiones cumplen una función insustituible: el intento de dar un sentido último a la vida y ofrecer un cuadro esperanzador de la historia. (Cf. L.Boff, Koinonía)
El Icono de la Santísima Trinidad en la imagen arriba, recibe en su centro a la humanidad doliente, herida, medio muerta. Alrededor de la humanidad, envolviéndola, como abrazando al ser humano, están tres círculos inclinados uno hacia otro, con las tres personas de la Trinidad: El Padre, El Hijo y El Espíritu.
Padre, Hijo y Espíritu Santo que nos ha sido revelado, ¡queremos vivir tu misericordia!
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