jueves, 3 de diciembre de 2015

MEMORIA DE LOS 160 AÑOS DE FUNDACIÓN DEL BUEN PASTOR EN SAN FELIPE, CHILE.

INAUGURACIÓN DE DOS MURALES EN LA ENTRADA DE LA CASA EN SAN FELIPE








Un 25 de mayo de 1855, llegaban a San Felipe  siete religiosas de la Congregación Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, elegidas personalmente en Angers, Francia, por la fundadora M. Eufrasia Pelletier.  Desde Francia a Valparaíso, y desde allí a Santiago, les tomó su tiempo;  llegaron por fin a Curimón donde pernoctaron, y al día siguiente a la salida de la misa, eran esperadas por el pueblo con un carruaje para cada hermana, escoltado por huasos a caballo. Al entrar en la ciudad de San Felipe todas las campanas echaron a volar: “… hasta de lejos se oían los sonidos de alegría: campanillas, incienso, hasta el punto que hubo quienes querían tocar nuestros vestidos… cuentan las hermanas viajeras. Llegaron al famoso Beaterio del Tránsito cuyos miembros anhelaban convertirse en  Congregación religiosa. El arzobispo de Santiago Mons. Valentín Valdivieso les ofreció fusionarse con el Buen Pastor y el Beaterio pasó a la Congregación con  siete de sus 14 miembros, y así comenzó la primera formación de novicias del Buen Pastor en esta ciudad, y en Chile y en hispano América.
Se han cumplido 160 años desde la fundación del Buen Pastor en San Felipe. El Buen Pastor, en el relato bíblico, cuida su rebaño y va tras la oveja que se le ha perdido; defiende a sus ovejas de los lobos, la lleva a buenos pastos y fuentes de agua. No hicieron otra cosa las hermanas del Buen Pastor, quienes buscaban a las personas más frágiles y víctimas de todo tipo de abusos, niñas, jóvenes y mujeres privadas de libertad. Se les enseñó a amarse a sí mismas, y a encontrarse con Dios. Se continuó con la Escuela que tenía el Beaterio donde se instruían en la educación formal, y además aprendían a trabajar en las múltiples faenas del convento, que más tarde les servirían para enfrentar el futuro.

Con corazón agradecido, las hermanas del Buen Pastor hemos querido hacer memoria de esta importante fecha, inaugurando dos murales que se encuentran en la fachada de la casa. Ellos serán testimonio de 160 años de vida del Buen Pastor, un retazo de entrega y amor escrito en la historia de San Felipe

Para el diseño del mural se llamó a concurso de dibujo a niños, niñas y  jóvenes de los Colegios del Buen Pastor en Ovalle, Santiago y Concepción, desde primeros básicos a cuartos medios. Los temas fueron: Las Parábolas de la Misericordia (El Hijo Pródigo, la Mujer adúltera, El Buen Samaritano), dos salmos de la misericordia (s.23 y 102);  el viaje de las Hermanas desde Francia, su  llegada a San Felipe y la fundación de la Congregación. Un jurado ad hoc hizo la selección de los dibujos de acuerdo a los requisitos planteados.

La persona elegida para realizar este trabajo fue la ceramista, artista artesanal Sra. Mónica Cortés Piffaut, de vasta experiencia y reconocida labor en el Valle de Aconcagua.

Ella recreó los diseños  de los niños, y los ejecutó  empleando arcilla italiana roja y blanca para modelado manual. Cada placa fue realizada a mano y esculpida con herramientas manuales y en su decoración y uso de color, se utilizaron engobes y esmaltes para baja temperatura. El mural a la izquierda de la entrada de la casa, muestra el viaje, la llegada, instalación de las viajeras y su misión, en forma de mini historia. El mural de la derecha muestras distintas escenas,  está diseñado en un sistema de viñeta con escenas independientes pero con una temática en común,  las Parábolas del Buen Pastor.

El trabajo artesanal de la obra y su estilo naïf,  le dan un toque de frescura que engarza con las raíces de nuestra tierra. En cada mosaico podemos sentir la arcilla, la tierra, el fuego, los colores, y los olores de la naturaleza con un lenguaje que llega directo al corazón, a los sentimientos, al cuerpo.
Sentimos emoción y admiración, ya que aquí está retratada una Historia en  movimiento, la realización de una obra en pro de la dignidad de la mujer.
Sentimos gozo por la realización de los murales, y agradecemos muy sentidamente a la Municipalidad de San Felipe y a la administración internacional de la Congregación del Buen Pastor que hicieron posible su financiamiento, con generosos aportes; damos gracias  a Mónica Cortés, por su lindo trabajo artístico y a sus colaboradoras Hna. Leticia Cortés, Ester Oróstica, Sandra Astudillo y Cecilia Escalona, también a los instaladores de los mosaicos, don Sergio Ferreira y don Antonio Arraya.

Cuando pasen por la calle Santa M. Eufrasia y observen los murales, sepan que el Buen Pastor late en el Corazón de San Felipe.



San Felipe, Diciembre 02, 2015         





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