lunes, 29 de febrero de 2016

LA HISTORIA DE UNA HIGUERA.

Por sus frutos los conoceréis,Mateo 7:20 


Érase una higuera plantada en una viña, que durante tres años no produjo frutos.
Los personajes son tres: el dueño de la viña, el Jardinero y el árbol (cada uno de nosotros). El Dueño ve que no damos frutos, y probablemente nosotros no nos damos cuenta de que somos  estériles. Higos y brevas son imágenes de sabrosas obras de entrega y servicios de amor. 
El JARDINERO no quiere cortarnos y le pide al Dueño todavía un año de prórroga para remover la tierra y abonarnos.
Un año,  año de misericordia, año de espera en que Dios nos da ejemplo de paciencia para reclamar los frutos. 
Nunca es tarde para abrirnos al  abono del Espíritu y hundir nuestras raíces en la rica tierra que el Jardinero nos ha preparado.
Jesús  nos envía a dar muchos frutos. 
Estamos invitados a poner en una balanza los distintos frutos que producimos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario