EL HIJO DE DIOS TOMA NUESTRA NATURALEZA
HUMANA.
En este
tiempo de Navidad nos sorprendemos
todavía ante el recuerdo del nacimiento del Niño Jesús. Nuestra fe se llena de
ternura contemplando la imagen de Quien estuvo nueve meses en el seno de María
y vio la luz del día como cada uno de nosotros seres humanos. Y nos
preguntamos: ¿qué quiso Dios con todo esto?
Que
fuéramos tan humanos a la manera de Jesús, para ser transformados en Él y
llegar a ser sus semejantes…todos hermanos porque somos hijos de Dios, en
comunión, con una luz interior que irradia fraternidad y solidaridad.
El Papa
Francisco, nos dice en la Evangelii Gaudium, que
“Llegamos a ser plenamente humanos,
cuando somos más que humanos; allí está el manantial de la acción
evangelizadora. Porque si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el
deseo de comunicarlo a otros?
Navidad nos lleva a ser luz evangelizadora.
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